lunes, 3 de mayo de 2010

Aguas logra reparar una fuga con la que perdía 5 millones de litros al día | El Correo de Burgos

Aguas de Burgos ha conseguido reparar la fuga en una tubería bajo la carretera de Logroño (N-120) a la altura del barrio de la Ventilla por la que se perdían 5 millones de litros diarios. El arreglo ha sido más sencillo de lo que inicialmente preveía el Ayuntamiento y no ha sido preciso levantar la calzada, según la concejal responsable del servicio, Dolores Calleja. «Al final lo hemos podido hacer sin necesidad de hacer obras en la carretera y cortar el tráfico», asegura.
Tras la reparación de esta tubería, el Consistorio planea ahora la manera de acabar con otra fuga de igual entidad que ha detectado junto al río en las inmediaciones del club El Soto. En este caso, las tareas se complican por las abundantes lluvias de los últimos meses. «Tenemos que meter las máquinas en la ribera del río y el terreno está todavía demasiado blando. Habrá que esperar a que mejore el tiempo», explica la edil.
La detección de estos dos importantes escapes de agua potable ha sido posible por el proyecto de sectorización de la red de abastecimiento de aguas en el que trabaja el Ayuntamiento desde hace más de un año.
La división por sectores de los 500 kilómetros de tuberías que discurren por el municipio bajo suelo ha permitido descubrir las primeras anomalías en el gasto de agua diario. El hermetismo que se ha aplicado a las 23 secciones en las que se ha zonificado el circuito de abastecimiento de la ciudad está poniendo cerco a las irregularidades y ayuda a prevenir averías como el gran socavón que causó la rotura de una tubería en Francisco Salinas en diciembre de 2007 y que sepultó dos coches.
El proyecto de sectorización desembocará en un control telemático de la red que permitirá un control exhaustivo de lo que ocurre bajo tierra antes de que se manifieste en superficie.
Aguas de Burgos está acometiendo las tareas previas, que en la actualidad pasan por la instalación de un centenar de correladores en el circuito de abastecimiento. «Son unos sensores de ruido que van a avisar con gran precisión de posibles anomalías y que las van a localizar con mucha exactitud», señala Dolores Calleja.
El Ayuntamiento confía en que este proyecto dote de una mayor eficiencia a la red, lo que se traducirá en un importante ahorro de agua, puesto que permitirá detectar las fugas casi en tiempo real. La inversión global de estas actuaciones rondará los dos millones de euros. El objetivo que inicialmente se fijaron los técnicos municipales pasaba por solucionar al menos el 30% de las fugas existentes.
Según Calleja, las metas se están cumpliendo, con la detección de numerosos escapes a lo largo de la red, aunque la mayoría de escasa magnitud. De momento los técnicos están ocupados en la localización de problemas en unas tuberías que, hasta la fecha, sólo revelaban la existencia de problemas en forma de reventones y socavones.

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