miércoles, 24 de febrero de 2010

La tragedia de Madeira saca a la luz los excesos urbanísticos en la isla

La catástrofe que provocaron en la isla portuguesa de Madeira las lluvias torrenciales del sábado pasado no fue sólo una fatalidad de un zarpazo climático. El desastre tiene que ver también con una mala planificación urbanística, que no respeta el lecho de las riberas, canalizadas y estranguladas por la construcción inmobiliaria. La mano del hombre, señala un creciente coro de voces críticas, es responsable en buena parte de la avalancha de agua, piedras y barro que ha dejado de momento 42 muertos, 70 heridos, un número indeterminado de desaparecidos y 250 personas desalojadas. El debate sobre eventuales responsabilidades políticas está en la calle y en los medios de comunicación, mientras todo Portugal se moviliza para reparar los daños sufridos por la región autónoma enclavada en el Atlántico.
Hay que reconstruir Funchal (capital de Madeira) y repensar la ciudad, reclaman varios especialistas en urbanismo. "Los lechos de las riberas fueron reducidos a un tercio de su condición natural. Se construyeron edificios, casas y calles sobre el lecho y ahora vemos el resultado. Ante este estrangulamiento, cuando se produce una crecida salvaje el agua tiene que salir por algún lado", señala Hélder Spínola, dirigente nacional de la organización ecologista Quercus, que advierte desde hace tiempo de los peligros de una deficiente ordenación del territorio.
Sandra y Policarpo Capelo poco pudieron hacer cuando a las nueve de la mañana del sábado vieron alarmados cómo subía el nivel del agua junto a su casa, en el barrio de São Roque, de Funchal. Cogieron en brazos a su hija, Mónica, de dos años, y dieron un salto al piso de arriba. El agua seguía subiendo. Se encaramaron a la azotea, pero la amenaza continuaba. "Saltamos la tapia y fuimos a la casa de un vecino. En este momento, la riada irrumpió en nuestro piso y se llevó todo. Los árboles caídos protegieron en parte la casa e impidieron el derrumbe". Sandra, que trabaja como empleada doméstica, cuenta la historia en el cuartel de Nazareth, donde ha sido realojadas 120 personas, mujeres, hombres y niños, que se han quedado sin casa. "Hoy fui a ver mi casa. Quería ver. Está en ruinas y el techo está a punto de derrumbarse".
Los distintos testimonios recogidos en la guarnición de Nazareth dan cuenta de la rapidez con la que se produjo la riada, que pilló por sorpresa a muchos moradores. Vítor Camacho, desempleado y vecino del barrio de São António, estaba en la cama cuando escuchó los gritos de su hija de tres años, el sábado de buena mañana. "Tuvimos que salir por una ventana. La casa estaba inundada". El torrente que pasa cerca de la vivienda de Vítor "se había convertido en una cascada. Nos han aconsejado no ir a la casa porque amenaza ruina". ¿Y ahora? "Hablamos con el concejal de Recursos Humanos y nos ha dado una buena noticia. Tendremos una casa del Ayuntamiento".
La Baixa de Funchal, equivalente a la zona más céntrica de la ciudad, está literalmente patas arriba. Las excavadoras trabajan en el desescombro del torrente João Gomes, uno de los tres que cruzan la ciudad y que el sábado sembraron el terror entre los habitantes. Una manguera gigante conectada a varias bombas de extracción escupe desde hace 24 horas agua a la torrentera, que es sacada de los sótanos del centro comercial Anadia, donde se teme puede quedar algún cuerpo atrapado.
Un camión-grúa remolca uno a uno los vehículos que quedaron atrapados por la avalancha de barro en el estacionamiento del edificio de la compañía eléctrica de Madeira. Los coches asoman en un estado lamentable. La luz y el agua corriente han vuelto a funcionar en muchas partes de la ciudad.
El Gobierno ha decretado tres días de luto nacional y el presidente de la Comisión Europea, Durão Barroso, ha ofrecido apoyo para la reconstrucción de Madeira a través de los fondos de solidaridad de la UE.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Lilypad: Metrópolis Flotante « Tecnoarquitectura.com

El día de ayer revisamos el concepto de diseño denominado Gyre, el cual planteaba un rascacielos de 400 metros bajo el agua; acá aparece un nuevo concepto de isla, de gran envergadura sobre el agua.El diseñador Belga Vincent Callebaut, es el creador de Lylipad, el la describe como “Ecópolis flotante para refugiarse del clima”, aunque podemos darnos cuenta que tiene una línea de diseño mas parecida a lo que sería un resort, más que un refugio con coraza protectora. Inspirado en la naturaleza, el diseño está contemplado para 50000 habitantes, que han sido afectadas por el calentamiento global o desastres ecológicosTiene un planteamiento auto-sustentable para ayudar a solventar las necesidades energéticas, bajo un principio eólico, solar, hídrico, además toda la comida es procesada y cultivada mediante el recurso del mar.
Otro concepto de Arquitectura marítima-ecológica-sustentable, que da que hablar.
Link: Lilypad floating metropolis isn’t the grim, mishmash future Waterworld promised (Dvice)

martes, 16 de febrero de 2010

Los peatones disfrutan en el centro del equivalente a 4 campos de fútbol sin coches


En la actualidad, el centro de Burgos cuenta con 40. 000 metros cuadrados libres, los cuales se encuentran de la unión de la zona urbana y la zona antigua de la ciudad, por los que se puede pasear libremente sin tener que estar preocupado por los coches...

viernes, 12 de febrero de 2010

El taimado arte de destruir ciudades

La ciudad es un modelo particularmente revolucionario de asentamiento humano aparecida por primera vez durante el IV milenio a.C. en la Mesopotamia. El verdadero Edén fue una ciudad, no un jardín. Allí nacieron la escritura, la contabilidad, las ciencias, las artes y la verdadera democracia; las ideas de libertad y revolución, la sexualidad no convencional, la poesía, la historia y la filosofía; pero también, la burocracia, las jerarquías, las clases, los ejércitos regulares y el dinero.
Pausanias rehusaba llamar ciudad a los agregados construidos sin plaza ni edificios públicos, es decir, sin espacio público, sin un lugar de participación e intervención directa de las ciudadanía, sin un terreno para la política comunitaria (política viene de polis, ciudad en griego). En efecto, en la ciudad, gobierno, justicia, fiesta, mercado, teatro, pensamiento, ceremonial y pedagogía, o sea, todas las actividades consideradas públicas, transcurrían al aire libre o en lugares abiertos. Sus límites estaban perfectamente definidos por un recinto urbano protegido por fosos y murallas.
Existía una clara distinción entre la ciudad, la forma excepcional de un espacio habitado, y la no ciudad, el campo, la forma habitual. Conservando tales criterios, ninguna urbe conocida hoy en día podría considerarse ciudad, puesto que ninguna dispone de espacios públicos. Las rotondas han substituido a las plazas vacías y las zonas verdes a los jardines públicos, testimonios de un pasado sobre el que se hizo, teórica y prácticamente, tabla rasa, mientras que sucesivas autopistas periféricas marcaban la frontera momentánea a rebasar por una ininterrumpida oleada urbanizadora.
La urbe totalitaria surge de la destrucción y de la fagocitación del espacio rural; no se distingue de su entorno sino por la densidad edificatoria, siempre en aumento; no tiene puertas ni límites, sólo cinturones viarios con muchos carriles, verdaderos tentáculos mediante los cuales aquella envuelve a todo el territorio en un abrazo letal. A la variedad y originalidad de las calles y las plazas de la ciudad tradicional, opone la vulgaridad y monotonía de las barriadas yuxtapuestas. A la belleza de sus arquitecturas que manifiestan un amor a la vida y a todo lo humano, la urbe sobrepone la monstruosidad de monumentos que pretenden simbolizar el progreso y la modernidad. Las decisiones que conciernen a sus habitantes son tomadas en espacios bien cerrados, por no decir blindados, a menudo privados, defendidos por esbirros y telecámaras. Nada ocurre gratuitamente, ni siquiera los grandes espectáculos deportivo-culturales que jalonan las etapas urbanizadoras: los accesos son de pago, siempre hay que comprar entrada.
La vida cotidiana transcurre o bien dentro de un vehículo, o bien en una casa dormitorio bunkerizada. Si la muerte en la ciudad había siempre acarreado una manifestación de duelo público, en la urbe totalitaria es un asunto privado sin importancia que no concierne más que al difunto. Vida y muerte son tan semejantes que apenas pueden distinguirse. La insensibilidad general es el resultado: los muertos vivientes no se preocupan ni de los sufrimientos ajenos, ni del aire que respiran.
En el marco de una expansión infinita, el territorio rural pierde su patrimonio histórico, sus leyes propias, sus tradiciones locales y sus señas de identidad, para convertirse en satélite amorfo de la conurbación central. En realidad es un territorio considerado edificable, residencial, zona logísitica o lugar de paso; en suma, una prolongación de la urbe a la que trasladar sus penosas condiciones de supervivencia y su manera especial de entender el progreso: carestía, consumismo, atascos, insalubridad, neurosis, ruidos, contaminación y comida industrial. No será ya el amor a la libertad, la solidaridad o la vindicta de clase lo que podrá caracterizar al habitante, sino las virtudes del ciudadano moderno, a saber, el miedo al prójimo, el odio racial y la manipulabilidad, condiciones políticas fascistas. En realidad el territorio podría definirse como el espacio intersticial entre dos conurbaciones, y como tal, destinado a suprimirse mediante las infraestructuras de circulación rápida y la concentración de la población dispersa.
El territorio racionalmente ocupado, es decir, con densidad de población baja, ideal para la forma de vida rural, es inviable para la economía capitalista. Se han hecho números y la vida en el campo resulta parca en ganancias monetarias; hay que concentrar a sus habitantes alrededor de un centro comercial y de ocio, encerrarlos en sus casas y enchufarles la tele. Podrá ser malo para los habitantes, pero es bueno para la especulación inmobiliaria, la motorización y el negocio turístico; por lo tanto, bueno para la economía, que es quien a la postre decide.
El verdadero urbanismo surge con la revolución industrial. A lo largo de la historia la ciudad había padecido los embates de poderes totalitarios, pero nunca sus elementos habían quedado atrapados en una relación social abstracta, nunca habían sido mediatizados completamente por cosas, fuesen mercancías, trabajo o dinero. Eso empezó a ocurrir con el ascenso de la burguesía al poder. Si el primer urbanismo burgués proclamó la ciudad como lugar privilegiado para la acumulación del capital, solamente cuando esa función fue declarada única podemos hablar de totalitarismo. De un dominio formal del capital se pasó a un dominio real. He llamado a esa fase urbanismo desarrollista, pues en esa etapa histórica que preludia a la urbe fascista, queda fijada la prioridad del crecimiento económico y urbano por encima de cualquier otra consideración. Tal propósito vino sellado por un pacto social entre los capitostes políticos, los empresarios nacionales y los dirigentes sindicales que proporcionó treinta años gloriosos de beneficios y transformó a las clases peligrosas en masas domesticadas.
Las grandes familias burguesas cedieron el mando a mánagers y cuadros ejecutivos. De una sociedad de productores se pasó a una sociedad de consumidores; de una economía industrial, a otra de servicios; de un capitalismo nacional tutelado por el Estado a un capitalismo global dirigido por las altas finanzas. El desarrollismo urbano es un periodo de transición que debuta con la aniquilación de la agricultura campesina y finaliza con la crisis de la industria. A partir de ese momento todos los problemas serán reducidos a su dimensión técnica, especialmente los urbanísticos. En adelante, la política, la economía, el derecho y la moral carecerán de autonomía, y sólo podrán ser abordadas desde la técnica, en nombre del progreso y del futuro entendidos, claro está, como progreso y futuro técnicos.
Cuando la tecnología se sobrepone a cualquier discurso ideológico y ocupa una posición central, todas las cuestiones se resuelven partiendo de ella. La modernización tecnológica será la clave para superar todos los obstáculos y el criterio fundamental de la verdad modernizada. Y por el contrario, oponerse a ella definirá al enemigo social, al reaccionario, al “antisistema”. La libertad existe en una sola dirección, la de la técnica: cualquiera puede ser libre para comprar un coche y tiene derecho a la velocidad; la lentitud y el caminar son actos subversivos. La técnica no es neutral; es instrumento y arma, y en calidad de tales, sirve a quien posee su secreto, a quien enchufa o desenchufa, a quien decide su aplicación. O sea, sirve al poder dominante, al poder de la dominación. Es el matrimonio con el capital lo que la ha puesto al servicio de la opresión, determinando tanto su evolución y desarrollo, como su devenir religioso. La técnica es a la vez condición de existencia y religión de las masas despolitizadas, amaestradas y asustadas. Alcanzado este estadio, la técnica ya es totalitaria. No ya porque abarque la totalidad de la vida, sino porque arrasa con todo. No reconoce límites, puesto que no reconoce la supremacía de lo humano. La misma limitación de los recursos, de la nocividad del ambiente o la degradación de la vida, sirve de estímulo. Hay soluciones técnicas para todo, y no caben otras.
Para el caso que nos ocupa, el urbanismo totalitario, diríamos que es tecnicista, sigue las leyes y los principios de la tecnología, e igual que ella, funciona destruyendo todo lo precedente para reconstruirlo de nuevo a cada innovación. Bajo la dictadura de la tecnología no es que el trabajo se haga precario: la misma existencia se vuelve precaria. Una vez liquidado el proletariado de las fábricas, las fuerzas productivas, ya eminentemente técnicas, son en esencia fuerzas destructivas. El urbanismo, también lo es. El crecimiento económico, que no puede apoyarse más que en medios técnicos, impone gracias a la maquinaria urbanizadora, un estado de guerra permanente contra el territorio y sus habitantes. Por eso los arquitectos y urbanistas habrán de ser juzgados como criminales de guerra. Por eso quienes tratan de contemporizar y aceptan una destrucción negociada acaban traicionando la buena causa del territorio. La lucha antidesarrollista y en defensa del territorio es la única que plantea la cuestión social en su totalidad, puesto que más que nunca es una lucha por la vida. Es la lucha de clases del siglo XXI. No se entiende esa lucha en armonía con un modelo capitalista no cuestionado, es inconcebible fuera del horizonte de la desurbanización y la autogestión territorial. Sólo en los escenarios donde transcurren los combates contra la barbarie urbanizadora podrán soplar los aires de libertad que fueron expulsados de las primitivas ciudades y podrá resurgir las fecundas maneras vitales que caracterizaron la cultura agraria. Hic Rhodus, hic salta!

Elaborado a partir de las charlas, debates y entrevistas ocurridos el 7, 8 y 9 de enero de 2010 en Radio Black Out, en la Librería Calusca de Milán, en la sala Pasquale Cavaliere de Turín, y en la Ex Pescheria de Avigliana (Val Susa).


Miguel Amorós.

Trabajo Alexia Victor Y Silvia2

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Trabajo de Jorge y Rodrigo. -Ciudad de Burgos-

Trabajo Alexia Victor Y Silvia 1

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jueves, 11 de febrero de 2010

historia de burgos esther estibaliz jose manuel

Trabajo del espacio urbano de Burgos por Andrea, Sergio e Ignacio

HISTORIA Y URBANISMO DE LA CIUDAD DE BURGOS

Trabajo realizado por Beatriz Mediavilla, Silvia Pérez y Estela Puente, integrantes del alumnado del primer curso de Desarrollo de Proyectos Urbanísticos y Operaciones Topográficas ( IES Enrique Florez)

Historia y Evolución Urbanística de la ciudad de Burgos.

martes, 9 de febrero de 2010

Aparcamientos en Burgos






Las fotos se basan en la informacion dada por nuestro profesor acerca de aparcamientos el dia 9/02/10.En la primera foto se muestra como para evitar la invasion de parte de los coches al realizar su aparcamiento y facilitar asi el transito del peaton se han instalado estos elementos.
En la segunda foto se observa como se incumple la normativa:"el mobiliario urbano debe estar a un minimo de 50cm de distancia con el limite de la calzada".En este caso no creo q sean mas de 20 cm. de separacion y es un problema para el condutor ya que su vehiculo puede verse afectado por choques fortuitos e incluso llegar a destrozar el mobiliario.

lunes, 8 de febrero de 2010

Las comunidades autónomas transforman el traje legal del comercio en España

En un escenario tan incómodo como la crisis, las comunidades han tenido que adaptarse a la Directiva de Servicios. Para muchos, la norma europea supone una llave para abrir los mercados y ampliar la libertad de establecimiento de muchas actividades. Para otros, el espíritu liberal que guió al ex comisario Frits Bolkestein es una amenaza para el modelo de negocio tradicional.
En esta encrucijada, unos han optado por abrazar la Directiva y otros, por seguir el principio lampedusiano de cambiar algo para que todo siga igual. Sobre todo, en el comercio minorista, uno de los sectores más afectados por la norma comunitaria.
¿Qué ganan las empresas? Igual que en lado político, depende del cristal con el que se mire. La Directiva Bolkestein ha permitido descargar de requisitos, burocracias y trabas legales el marco jurídico en el que se desenvuelve el comercio minorista español, uno de los más intervenidos de Europa, según la OCDE. A pesar de la reforma, éste seguirá sujeto a 17 interpretaciones distintas. En materia comercial, las comunidades tienen la voz cantante y éste es a grandes rasgos el nuevo traje legal que han diseñado:
¿Habrá licencias?
La ley de comercio minorista del Estado –todavía en las Cortes– elimina con carácter general los regímenes de autorización especiales sobre las grandes superficies, comunes hasta ahora. No obstante, deja margen a las comunidades para que los mantengan siempre que: no se supediten a criterios económicos, como por ejemplo, proteger al pequeño comercio; se ajusten a las “razones imperiosas de interés general” que fija Bruselas y sean proporcionales. Pues bien, todas las autonomías, a excepción de Madrid, han optado por mantener las famosas dobles licencias.
¿Qué son las “razones imperiosas de interés general”?
El medio ambiente, el patrimonio cultural y artístico y el urbanismo son los criterios alegados –de acuerdo a la Directiva– para fijar condiciones especiales para las grandes establecimientos.
¿Qué es una gran superficie?
Aragón, Asturias, Castilla y León, Castilla- La Mancha, Extremadura, Galicia, Murcia, Andalucía, Cantabria y Navarra han fijado en 2.500 metros la superficie comercial a partir de la cual la administración autonómica debe dar su visto bueno a la implantación comercial. La Rioja, Valencia y Cataluña han diseñado una escala de grandes superficies en función del tamaño de los municipios. Por ejemplo, en Cataluña, las tiendas de más de 1.300 metros cuadrados sólo podrán implantarse en pueblos de más de 5.000 habitantes. Si superan los 2.500 metros, deberán hacerlo en ciudades de 50.000 habitantes o capitales de comarca. En Canarias y Baleares se ha definido un formato para cada isla. Aunque en el caso Balear, el control autonómico baja hasta los 700 metros en Palma y los 400 en Ibiza. País Vasco, primera autonomía en adaptarse a Bolkestein, también establece 700 metros.
¿Qué papel jugarán los ayuntamientos?
En términos generales, los límites a las grandes superficies de las comunidades eran mayores. Cualquier tienda que sobrepasara los 500 ó 600 metros tenía que rendir cuentas en el ejecutivo regional. Ahora son los ayuntamientos los que tendrán la palabra sobre la mayoría de implantaciones comerciales de tamaño medio grande. Por ejemplo, Madrid elimina por completo la segunda licencia autonómica y deja en manos de los ayuntamientos la responsabilidad de aplicar los principios de la Directiva a la hora de conceder licencias.
¿Cuál será el poder de las Consejerías de Comercio?
Pese a todo, los ayuntamientos no tendrán libertad plena. Los establecimientos comerciales, grandes o pequeños, sólo podrán abrirse en la trama urbana consolidada. Y aquí es donde las consejerías de Comercio pasan a la acción. En la mayoría de los casos, tendrán poder para revisar e influir en el diseño de los planes generales de urbanismo. E incluso, gobiernos como el andaluz, el asturiano, el valenciano o el catalán prevén la elaboración de directrices sectoriales y planes específicos sobre el comercio. Cataluña, por ejemplo, someterá los planeamientos urbanos a un informe de comercio vinculante en caso de ser negativo.
¿La economía verde como principio rector?
El respeto al medio ambiente es el otro gran soporte del control político sobre el comercio. Aquí, la variedad de requisitos y condiciones no tiene límites: el impacto sobre la movilidad de personas y vehículos, las emisiones de CO2, la influencia supramunicipal, el uso de energía solar, el impacto estructural sobre regiones en conversión industrial, la calidad del empleo y el tipo de contratación, la integración paisajística y un amplio etcétera forman parte de una batería interminable de condiciones sobre el comercio. El mapa legal, por tanto, seguirá siendo un denso marasmo de normas.

domingo, 7 de febrero de 2010

Bienvenidos a la ciudad sin señales

Imagine una ciudad donde los peatones y las bicicletas se mueven sin peligro entre el tráfico, sin obstaculos, barreras, ni señales de tráfico que separen a unos de otros. Ese lugar existe en el noroeste de los Paises Bajos, donde un ingeniero Holandés ha logrado hacer la circulación mas fluida y segura, transformando lugares de paso en esopacios para estar.

sábado, 6 de febrero de 2010

La cesión del suelo del bulevar deja vía libre para iniciar la obra el 15 de febrero


El próximo día 15 de febrero, se comenzarán las obras para la creación del Bulevar, el tramo escogido irá desde la antigua estación del tren hasta la zona de Fuentes Blancas. Esto descongestionará las zonas del rió Arlanzón y la calle Vitoria...

jueves, 4 de febrero de 2010

Adif firma la cesión de los terrenos del bulevar y el comienzo de las obras sería inminente

El comienzo de las obras del nuevo bulevar parece muy próximo, luego de la firma del convenio para la cesión del suelo firmada esta tarde en Madrid entre el alcalde de Burgos, Juan Carlos Aparicio, y el presidente del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), Antonio González. Este acuerdo supone la obtención para la ciudad de 534.180 metros cuadrados procedentes del antiguo trayecto del ferrocarril. Según informaron fuentes del Ayuntamiento, que calificaron al convenio de "histórico", este paso permitirá que mañana mismo los representantes municipales puedan firmar un contrato con la UTE adjudicataria del concurso para la realización de las obras, que se iniciarán "de inmediato". Tras la firma de la cesión, el concejal de Fomento, Javier Lacalle, señaló a Onda Cero Burgos que la intención es iniciar los trabajos el 15 de febrero.Los terrenos comprendidos en la cesión van desde la antigua estación de trenes al parque de Fuentes Blancas, donde se abrirá esta nueva vía urbana. Según Lacalle, sólo faltan por ceder 8.000 metros cuadrados de suelo aún afectados por algún tipo de servidumbre, aunque el concejal de Fomento restó importancia a este punto y estimó que no habrá inconvenientes futuros para su cesión. El traspaso de terrenos incluye también el edificio de la vieja estación, aunque en ese caso no será efectivo hasta que el personal del Adif abandone totalmente el inmueble.

miércoles, 3 de febrero de 2010

La injusticia de la vivienda social en propiedad.

Interesante artículo de opinión en el blog de La Ciudad Viva, acerca del derecho a la vivienda y a la necesidad del sentimiento de propiedad de ésta.
Le pedía Rilke al joven poeta Franz Xaver Kappus que leyera “lo menos que pueda de cosas estético-críticas: o son opiniones partidistas, petrificadas y vaciadas de sentido en su endurecimiento contra la vida, o son hábiles juegos de palabras, en que hoy se saca una opinión y mañana la opuesta. Las obras de arte son de una infinita soledad, y con nada se pueden alcanzar menos que con la crítica. Sólo el amor puede captarlas y retenerlas, y sólo él puede tener razón frente a ellas”.
Uno Ahren fue en los años 40 el arquitecto jefe de la cooperativa de Arsta, un municipio sueco de la ciudad de Estocolmo. Crítico con las ideas funcionalistas que él mismo defendió años atrás, en Arsta promovió la vida comunitaria frente al mero cálculo eficiente de bloques paralelos soleados de la quimera moderna, y para ello programó centros urbanos con teatro, casa del pueblo y otros espacios comunitarios.
Paralelamente, Erik y Tore Ahlsen contactaron con artistas, profesionales y gente, para entendernos, de lo que ahora Richard Florida podría llamar clase creativa, intentando convencerles para que se instalaran en Arsta y la contagiaran de la vida que ellos esperaban que surgiera en el nuevo municipio en un proceso de gentrificación desinteresada al servicio de los individuos y las instituciones democráticas, según sus creencias.
Desde entonces, el estado sueco alquila y rehabilita las viviendas sociales de este municipio manteniendo en perfecto estado sus fachadas coloreadas y los espacios arbolados de sus calles y plazas.
En Danviksklippan, otro barrio de Estocolmo, Backström y Reinius construyeron en 1945 un conjunto de nueve torres de ocho pisos de altura junto al agua en medio de un precioso paraje natural. Más tarde, entre 1946 y 1952, ampliaron el barrio con las primeras casas aterrazadas que se construyeron en Suecia en el que torres con el doble e incluso el triple de altura del resto de los bloques funcionaban como hitos visuales mientras que las distintas tipologías respondían, según los arquitectos, al deseo de que dentro del mismo barrio las familias pudieran agruparse o reconfigurarse en función de su tamaño, al aumentar en número o al disminuir al emanciparse los hijos, todo ello según un programa establecido y previsto.
Sorprende comprobar que todas estas arquitecturas de más de medio siglo permanecen casi inalteradas y a ninguno de sus moradores (quizá asustados por inmisericordes sanciones estatales) se les ha ocurrido en ese tiempo añadir a las fachadas aparatos de climatización (en Suecia no parece preciso, bien es cierto) o cerrar los balcones y terrazas para aumentar el espacio interior, lo cual podría estar más que justificado por el frío.
En España, un reciente reportaje de televisión bastante mediocre y tendencioso, nos confirma la injusticia de regalar (o casi) viviendas sociales en propiedad y de por vida, a personas -la mayoría muy desagradecidas- que disfrutan así una suerte que no merecen. Nuestra constitución habla del derecho al trabajo –que no se cumple- y a la vivienda –que tampoco- si bien en ningún momento dicho derecho obliga a que ésta sea en propiedad. Una subvención de tal calibre (en el reportaje se veían viviendas de la misma superficie que en el mercado libre habían costado hasta tres veces más que las de protección) es a todas luces injusta y desproporcionada y no se justifica de ninguna manera que se continúe con una política tan costosa que mantiene sin vivienda a muchísimos ciudadanos mientras la proporciona a otros. En lugar de ello, ¿por qué no distribuir los escasos recursos de forma más proporcional en forma de numerosísimas ayudas al alquiler ya sea en el mercado libre o a través de vivienda social? ¿Por qué premiar a unos cuántos con todo (que encima ni lo aprecian ni lo agradecen) y castigar con nada a todos los demás?
De lo arquitectónico, mejor ni hablar. Apoyados en el gastado y pueril “para gustos, colores” que quiere despreciar el conocimiento ya sea estético o técnico del tema, los nerviosos usuarios sólo acertaban a referirse a los edificios (casi todos ellos frutos de concursos de ideas promovidos por la EMVS en los que la normativa ha castrado casi cualquier iniciativa reduciendo el debate arquitectónico a mero fachadismo) con motes enervantes salidos de la más profunda ignorancia, sintiéndose incluso víctimas de la experimentación de los arquitectos, que prácticamente los usaban como cobayas.
Obviamente las plantas de estas viviendas no son mejores que las que el funcionalismo y el racionalismo dibujó ochenta años atrás, sino que en muchos casos son, simplemente, idénticas, lo cual no es malo, pero sí lo son (o deberían) los sistemas constructivos y por tanto la eficiencia energética de los edificios una vez puestos en funcionamiento (en esto también pone verdadero interés la EMVS monitorizando alguno de ellos) y durante el proceso constructivo (materiales más económicos y sostenibles, rapidez en la ejecución, etc…) Todo esto por supuesto quedó fuera del debate en el reportaje, orientado por ejemplo a enfrentar a los vecinos, ricos y pobres solamente separados por una calle y sus zonas comunes; la vpo no da ni para una mísera piscina mientras que el mercado libre la vende junto a calidades de lujo (mármol en baños, cerámica con cenefa en baños y tarima flotante en el resto), pádel y zona de juego de niños.
Pues sí, comparado con Suecia, damos pena.
En su décima y última carta al joven poeta Kappus, Rilke le advierte acerca de “…esos irreales oficios semiartísticos que, reflejando una proximidad al arte, niegan en la práctica la existencia de todo arte y lo atacan, como hace todo el periodismo, y casi toda la crítica, y tres cuartas partes de eso que se llama y quiere llamarse literatura”.
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