La Federación de Empresarios de Comercio (FEC) y la sociedad estatal Mercasa sentaron ayer a los comerciantes que aún resisten en el interior del mercado del G-9 para mostrarles los planos del proyecto que han encargado (y recibido) para construir un nuevo complejo sobre el solar que ocupa la dotación actual, que es de propiedad municipal. La propuesta planteada pasa por levantar un nuevo edificio (más bien un grupo de edificios cosidos por un lucernario común y rematados a modo de cilindros), diseñado por un arquitecto de la confianza de Mercasa y por el estudio burgalés AU Arquitectos y que permitiría instalar entre 25 y 30 puestos comerciales en la planta baja. Actualmente quedan 12 comercios abiertos en el interior del inmueble, pero algunos de los empresarios se jubilarán en los próximos años y, además, las licencias se están renovando anualmente porque la inmensa mayoría de ellas ya han expirado. Es decir, el mercado ‘malfunciona’ en precario. Esa circunstancia, el envejecimiento del inmueble y la carestía de nuevas inversiones han provocado que las campanas toquen a muerto desde hace meses. Si nadie lo evita, el Ayuntamiento se encontrará más pronto que tarde con un complejo sin actividad que le hará un flaco favor al barrio en el que se ubica, ya de por sí bastante necesitado de dotaciones más acordes con la sociedad y los hábitos actuales.Siguiendo el modelo iniciado con el Mercado Sur, el planteamiento es crear un centro multifuncional en el que tengan cabida un supermercado, locales destinados a la actividad hostelera, una planta reservada a albergar a los servicios municipales que allí se prestan (entre otras cosas hay un Espacio Joven que tiene una notable actividad) y... Sí, un párking.
Una de las muchas cuestiones que hay que cerrar en los próximos meses si Mercasa y FEC (y la Asociación de Comerciantes del G-9) quieren sacar adelante el proyecto es si el aparcamiento se construirá únicamente para dar servicio a los clientes, como se hizo en el caso del Sur, o si, por el contrario, se acepta la propuesta de construir un aparcamiento subterráneo de dos plantas y con capacidad para casi 400 vehículos utilizando la calle Pedro Alfaro como ‘extensión’ del parking del mercado.Hay una enorme diferencia entre lo uno y lo otro. Además de la repercusión que tendría en una de las zonas de la ciudad más necesitadas de nuevos parkings, la construcción del subterráneo a cargo de la sociedad que habría de crearse para impulsar el proyecto (que protagonizarían los propios comerciantes) permitiría o bien explotarlo directamente o bien adjudicar su explotación, pero en cualquier caso sería una fuente de obtención de recursos económicos que les permitiría hacer frente a una inversión multimillonaria.Después tocaría determinar si las plazas se venden (el nuevo PGOU sí permitirá la venta de las plazas en lugar de las concesiones actuales a 30 ó 40 años), si se emplean en rotación o si se alquilan, posibilidad esta última que tiene firmes defensores en el seno de la Federación.La inversión, obvio, también está vinculada a esa decisión. A pesar de que se ha pedido al equipo técnico que ‘afine’ el presupuesto, lo cierto es que los diseñadores del nuevo mercado hablan de un coste de 17 millones de euros para construir ambas dotaciones (mercado+parking). La sociedad gestora estaría dispuesta a asumir hasta el 80% de esa inversión, si bien primero deberán obtener la bendición municipal, puesto que en ambos casos se trata de realizar una inversión privada sobre un suelo público y se requeriría una concesión a, al menos, 40 años.El resto del dinero habría que obtenerlo de las subvenciones que se recogieran del Estado, la Junta y el Ayuntamiento. En cualquier caso, la inversión para la ciudad sería minúscula (unos dos millones) en comparación con la que se debería acometer si se pretendiera reactivar con capital público una instalación con enormes carencias y nula viabilidad de futuro si se mantiene en las condiciones actuales.La propuesta ya ha sido comunicada oficiosamente, a través de FEC, tanto al actual equipo de Gobierno como a los candidatos a la Alcaldía de las principales listas que se presentan a las municipales de mayo. Fuentes consultadas por este periódico aseguran que la respuesta ha sido positiva, pero por la vía oficial no habrá un primer contacto, con el proyecto sobre la mesa, hasta finales de este mes, y se mantendrá con el actual alcalde, Juan Carlos Aparicio.
Fotografía: Jesús Javier Matías
Una de las muchas cuestiones que hay que cerrar en los próximos meses si Mercasa y FEC (y la Asociación de Comerciantes del G-9) quieren sacar adelante el proyecto es si el aparcamiento se construirá únicamente para dar servicio a los clientes, como se hizo en el caso del Sur, o si, por el contrario, se acepta la propuesta de construir un aparcamiento subterráneo de dos plantas y con capacidad para casi 400 vehículos utilizando la calle Pedro Alfaro como ‘extensión’ del parking del mercado.Hay una enorme diferencia entre lo uno y lo otro. Además de la repercusión que tendría en una de las zonas de la ciudad más necesitadas de nuevos parkings, la construcción del subterráneo a cargo de la sociedad que habría de crearse para impulsar el proyecto (que protagonizarían los propios comerciantes) permitiría o bien explotarlo directamente o bien adjudicar su explotación, pero en cualquier caso sería una fuente de obtención de recursos económicos que les permitiría hacer frente a una inversión multimillonaria.Después tocaría determinar si las plazas se venden (el nuevo PGOU sí permitirá la venta de las plazas en lugar de las concesiones actuales a 30 ó 40 años), si se emplean en rotación o si se alquilan, posibilidad esta última que tiene firmes defensores en el seno de la Federación.La inversión, obvio, también está vinculada a esa decisión. A pesar de que se ha pedido al equipo técnico que ‘afine’ el presupuesto, lo cierto es que los diseñadores del nuevo mercado hablan de un coste de 17 millones de euros para construir ambas dotaciones (mercado+parking). La sociedad gestora estaría dispuesta a asumir hasta el 80% de esa inversión, si bien primero deberán obtener la bendición municipal, puesto que en ambos casos se trata de realizar una inversión privada sobre un suelo público y se requeriría una concesión a, al menos, 40 años.El resto del dinero habría que obtenerlo de las subvenciones que se recogieran del Estado, la Junta y el Ayuntamiento. En cualquier caso, la inversión para la ciudad sería minúscula (unos dos millones) en comparación con la que se debería acometer si se pretendiera reactivar con capital público una instalación con enormes carencias y nula viabilidad de futuro si se mantiene en las condiciones actuales.La propuesta ya ha sido comunicada oficiosamente, a través de FEC, tanto al actual equipo de Gobierno como a los candidatos a la Alcaldía de las principales listas que se presentan a las municipales de mayo. Fuentes consultadas por este periódico aseguran que la respuesta ha sido positiva, pero por la vía oficial no habrá un primer contacto, con el proyecto sobre la mesa, hasta finales de este mes, y se mantendrá con el actual alcalde, Juan Carlos Aparicio.
Fotografía: Jesús Javier Matías
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