Hace casi cuatro años que un incendio fortuito, causado, según la prueba pericial, por un fallo eléctrico, redujo a escombros la sala Quinta Avenida. El local era una clásico de la escena burgalesa por el que desfilaban semana sí y semana también los mejores solistas y grupos de la escena nacional e internacional. Su trágico final, que le llegó 10 meses después de que sus propietarios realizaran una cuantiosa inversión en su remodelación, dejó un vacío en el panorama cultural burgalés que no se ha visto parcialmente cubierto hasta la apertura del Hangar. Incluso las autoridades mostraron su pesar por el suceso.
Tras encajar el golpe, sus dueños encargaron un proyecto al arquitecto Jesús Arribas para levantar lo que en los mentideros se bautizó como ‘sexta avenida’. Pero, por mucho que lo lamentaran, en el Ayuntamiento lo que no podían hacer era obviar la Ley, y la Ley, concretamente el PGOU, no admitía una reconstrucción del inmueble por tratarse de un suelo no habilitado para tal fin.
La Justicia ratificó la decisión municipal y la única salida era la recalificación del suelo. Con un Plan General en ciernes, la vía más ortodoxa para lograr la resurrección fue la de esperar a la determinación del estudio de Ezquiaga que diseña el futuro de la ciudad.
Además, se trata de una parcela que quedará en la margen del futuro bulevar y muy próxima al camino peatonal (ahora carretera de fuentes blancas) que pretende el Ayuntamiento. Es decir, esa zona necesitará servicios públicos y privados.Así parece que lo han valorado los técnicos puesto que, tal y como confirma el concejal de Fomento, Javier Lacalle, «el suelo del Quinta Avenida se consolida en el nuevo PGOU como una zona de suelo terciario donde será posible la actividad que se estaba desarrollando hasta ahora, incluso ampliada».
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